28 ago 2010

Trabajo: parado

Dicen que los parados son unos vagos.

Pues puede que tengan razón.

Es sencillo levantarse todas las mañanas con un nudo en el estómago para ver las respuestas en tu bandeja de entrada a todas aquellas ofertas de trabajo a las que, te gusten o no, has tenido que aplicar.

También es sencillo pasarte la tarde rellenando campos similares y redactando cartas de falacias, quiero decir, de motivación.

Señores, trabajamos porque necesitamos comer, porque del aire no se vive y necesito un salario para pagar facturas.
¿Que por qué soy la mejor para el puesto de trabajo? Pues porque no conozco a los demás candidatos y mi abuela siempre me ha dicho, que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer...

Afortunadamente, mi necesidad de encontrar trabajo es menos traumática que la de otra mucha gente. No tengo responsabilidades familiares, la única hipoteca que tengo es por un mega viaje que ha ocupado mis meses de julio y agosto y ha llenado mis ansias de viajar de experiencias y deleites culturales-sociales. Esta única hipoteca ni si quiera es para con el banco, si no que me avalaron mis padres y a ellos les debo el dinero, primer, segundo, probablemente tercer sueldo... no cuento con ellos. Pero bien amortizados están.

Ahora tan sólo hay que esperar, un golpe de suerte, seguir buscando y levantándome todas las mañanas a mirar si en alguno dicen:
su perfil se adecúa a nuestra búsqueda,
comenzaremos próximamente el proceso de selección,
primer paso: prueba de idioma escrito>hablado>dinámica de grupo>entrevista personal> Veredicto y otra vez a mentir, otra vez a las falacias y a las buenas sonrisas, estoy deseando empezar el Lunes, muchas gracias por esta oportunidad. Apretón de manos y a quitarse la chaqueta, en Madrid hace mucho calor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario