24 ene 2011

Ave fénix

Una cacatúa, justamente eso... una cacatúa espachurrada.

Creíame un gorrión común, un ave cotidiana, pequeña, pizpireta y libre. Uno de esos pájaros que no puedes tener como mascotas, si los encierras dejan de comer, enmudecen, se entristecen y mueren enjaulados.

Pero un ave de ciudad, salvaje y capaz de flirtear y sortear a grandes rapaces: buitres, búhos nocturnos, pavos reales a la luz de una discoteca que se vuelven de lo más comunes a la luz del día, papagayos... But you came over my net, revoloteando, piando, jugueteando, sin osar, sin provocar, pero salpicándome agua en la misma fuente en la que a mí me gustaba bañarme.

Yo me creía libre, pero no salía de mi nido, tú pasaste varias veces por allí. Tanteamos los barrotes, nos decidimos a abrir la puerta, tomé impulso, quise echar a volar, con el pico me empujaste.... pero en pleno vuelo me cortaste las alas.

No eras un gorrión, perteneces a las estúpidas tórtolas.
Podías haber avisado, como cuenta la leyenda a los cuervos de la torre de Londres nadas más nacer les cortan las alas. No duele, se hacen grandes, se ceban, corren que se las pelan, nunca han volado, nunca han tenido esa sensación, tienen los pies en el suelo, no echarían de menos su libertad.

Amanecí espachurrada en el suelo, ya no era un gorrión. Me había convertido en una paloma, Con mi panza gris me confundo con en el asfalto, pensaba revolotear por encima del hombro de todo el mundo pero en pleno vuelo y sin frenos, sacaste las tijeras e hiciste una incisión. Caí directa a la carretera, pisoteada por el tráfico de la jungla madrileña, nadie se fija, sólo se asquea al verme en la cuneta.

Tú, Sádico! Tú que sabes tanto de esto que hablo, ni si quiera hubieras hecho daño, sabías la dosis exacta de anestesia que poner, pero no encontraste el momento adecuado.

Desde que por primera vez vi "Desayuno con diamantes" (libro de Truman Capote que no he leído y tengo en tareas pendientes)  la siguiente escena, que yo inmediatamente relacioné con un pájaro volando en libertad. Tanta crueldad en palabras no se fue nunca de mi cabeza:
"Sabes lo que te pasa? No tienes valor, tienes miedo. Miedo de enfrentarte contigo misma y decir: la vida es una realidad. Las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única manera de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una caja. Bueno nena, ya estás en una jaula tú misma la has construido y en ella seguirás vayas a donde vayas porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma"



Sin embargo, no soy una cacatúa, no soy un gorrión, no soy una paloma gris... y cuál Ave Fénix remontaré el vuelo. Tan sólo necesito cruzarme a ese alguien que sople mis cenizas...

1 comentario:

  1. No creo que necesites a nadie que sople tus cenizas... Creo que necesitas darte cuenta de que tú misma puedes hacerlo... La felicidad empieza en uno mismo, aunque luego para desarrollarla sean necesarias otras personas. Muaks!

    ResponderEliminar