Llego de viaje, me siento sucia, huelo a avión.
Me descalzo, me desnudo, deshago la maleta.
Meto todo a la lavadora, incluido mi pasado.
Pongo el programa, agua hirviendo.
Espero que mis recuerdos se encojan y,
tras mil vueltas en el tambor, saldrán con aroma fresco.
Estirarlo, tenderlo, esperar a que se sequen las lágrimas al sol,
para volver a vestirme con alguna otra piel.
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