12 abr 2012

Una biografía disparatada.


Nació y sintió que no pertenecía a ese lugar. No era alto como su hermano número 1, ni delgado, como eran número1 y su otro hermano, número2.
Tenía la cabeza más grande, una cara redonda y unos ojos muy oscuros.
Toda su infancia fue el pequeño, el raro, el que hablaba poco.
Pero un verano, mientras leía “La historia interminable” estiró y estiró y estiró…
Y fue alto y delgado, como número1 y número2.
Su cara redonda alberga una gran sonrisa y lo único que guarda de su infancia es esa cabeza grande.

Su madre decía que iba a ser muy listo y si no, por lo menos le serviría para llevar más ladrillos.
Y luce casco en las obras, como número1 y número 2. claro, que él llegó un poco más tarde.
Casi ya habían terminado de construir su pueblo cuando Jorge volvió de la Universidad Laboral.

Recordemos que no hablaba, así que se limitaba a puntualizar: “La torre de la Iglesia está torcida”,
Ese estilo italiano ya no se llevaba, mandó a número1 y número2 que la desmotansen y llevando los ladrillos en las manos, pues la cabeza no les daba para más,
Enderezaron la torre de la Iglesia donde aguarda el Dragón, que una vez vino a robarle el sueño y él con su espada valientemente mató.


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